Vamos al pediatra en Japón y confiamos en el traductor de Google
- María Vadela
- 28 oct 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2024
Ok! Resulta que esta semana cumplimos 1 mes de que las nenas llegaron, y Naty se enfermó.
El viernes salió de la escuela con lo que parecía una gripe (mocos, tos, dolor de cabeza), y el sábado a la tarde levantó algo de fiebre (37,5° que no es nada, pero es), y me decía que le dolía la cara adelante de las orejas. Asumiendo que era algo re normal, fui a la farmacia y, traductor de Google mediante, le compré un jarabe que decía que curaba todo lo que ella tenía, y le hizo bien. Era este:

Como el domingo seguía levantando la misma temperatura, avisé en el trabajo, sacamos un turno para el lunes en una clínica que queda a 5 cuadras de casa, y armamos el schedule para que Bere fuera la escuela igual, ya que ella no tenía sintomas de nada.
Llega hoy lunes, Naty se levanta sin fiebre pero con todo lo otro, y en la escuela me dicen bien clarito que los nenes que se sienten mal NO van ni por asomo, ni siquiera aunque tengan solo unos poquitos mocos inocentes, así que ya estaba jugada: no podía mandarla a la escuela e ir a trabajar.
La llevo a la clínica, entramos sacándonos los zapatos, completo unos formularios usando el traductor del teléfono y nos dejan solas y descalzas en un consultorio que no se parecía en nada a los consultorios en Argentina: había solo un banquito, una mesita de madera vieja y un tacho de basura. Eso era todo. El médico llega, la revisa MUY por arriba (le escuchó el pecho 2 segundos) y me pregunta si tiene tos. Le digo que sí, y que le duele la cara. Según el traductor, Naty tiene paperas. No puede ir a la escuela.
En eso me dicen que nos pongamos las zapatillas y nos sacan afuera a un estacionamiento atrás de la clínica para esperar. A los 10 minutos, aparece una enfermera con la factura y una orden para comprar los remedios en la farmacia de enfrente.
Vamos a la farmacia, completo más formularios (por suerte tenían una versión en inglés), me dan un número para esperar y ahí pasamos los siguientes 20 minutos. Cuando nos llaman al mostrador, me dan un papel con indicaciones, una libreta sanitaria donde anotan el historial de medicaciones entregadas, y 6 sobrecitos con un polvo blanco, todo con nombre. Me explican algo en japonés, digo todo que sí, y nos vamos.

Llego a casa y traduzco todo: son 6 sobres con pequeñas dosis de acetaminofén, puede tomar máximo 3 por día. Y listo. ¿Adivinen qué tenía el jarabe que le doy desde el sábado? Acetaminofén. Traducción: no queda otra que esperar que se le pase solo. Y yo no puedo ir a trabajar.
Puntos a destacar de todo esto / aprendizajes:
El seguro médico: como comento en otro post, en Japón existe un solo seguro médico que cubre gran parte del costo tanto de la atención como de los remedios, y el resto lo tiene que pagar el paciente. En mi caso, por ser madre soltera, apliqué a un subsidio médico que cubre ese monto restante para las nenas, por lo tanto todo esto fue GRATIS. Link al post: Residencia en Japón y los beneficios de ser madre soltera

El trato del médico: la trató a Naty muy de lejos como si fuese un bicho infeccioso (y sí lo es, pero ustedes me entienden). Parecía que le daba asquito tocarla. Entiendo que post-pandemia todo el tema "enfermedades contagiosas" es bastante difícil, que su cultura y forma de ser fría "es así" y también que con el tema del idioma y hablarle a un teléfono todo se vuelve medio una cagada, pero ponele voluntad...
La escuela: mientras en Argentina a veces no pasa nada si uno falta por fiebre, acá es obligatorio ir al médico y presentar certificado. Si no, te llaman.
La farmacia: si bien en mi país estamos acostumbrados a que el médico nos recete un medicamento ya elaborado por algún laboratorio, acá la farmacia actúa como laboratorio y te prepara tu dosis de acuerdo a la receta con medicamentos genéricos. Obviamente, en el formulario que completé me preguntaban si tenía algún problema con eso y puse que NO, pero igual me llamó la atención.
Restricciones en la medicación: tienen muchos líos y prejuicios con este tema. Hasta ahora no encontré una droga igual a las de Argentina, sólo alternativas. Por ejemplo, a los nenes no les dan ibuprofeno ni paracetamol, sino acetaminofén. Otro ejemplo es el diclofenac, el cual es considerado altamente dañino y resulta ser que no es de venta libre sino que requiere prescripción médica en cualquier dosis. Tuve que googlear algo similar y encima no encontré. Así que chau a la automedicación para mis dolores.
No sé, de repente me encuentro haciendo un curso experimental de auxiliar farmacéutico para ver qué podemos tomar en cada caso y todas sus drogas alternativas, pues nada de lo que tomamos generalmente existe en este país. Por suerte estamos en el siglo 21 y existe internet (confiemos en los blogs de ayuda al viajero, no?). Vamos a decir que todo es experiencia adquirida pero por Dios, qué difícil es enfermarse en otro idioma.
Commentaires